El Partido Liberal Colombiano confirmó su decisión de no unirse al Frente Amplio, la nueva coalición política impulsada por el presidente Gustavo Petro y el exsenador Roy Barreras, de cara a las elecciones presidenciales de 2026. La propuesta, que busca reunir a diferentes sectores políticos bajo una misma plataforma, fue rechazada por la dirigencia liberal, que considera que el movimiento representa una amenaza para la estabilidad institucional del país.
El senador Mauricio Gómez manifestó que dentro de la bancada liberal no existe interés en volver a aliarse con el actual Gobierno ni con sus representantes. Según Gómez, el Frente Amplio tiene como propósito “perpetuar a un gobierno que ha debilitado sectores esenciales como la salud, la educación, la vivienda y la seguridad”. Además, fue contundente al afirmar: “No seremos los sepultureros de la Constitución del 91, que es lo que ellos buscan a través de una Asamblea Nacional Constituyente, promoviendo más inestabilidad política para nuestro país”.
Por su parte, el presidente Gustavo Petro propuso renombrar el proyecto como “Frente Humano”, asegurando que el cambio de nombre reflejaría mejor los valores de bancadas tradicionales como el Partido Verde, La U y el liberalismo gaitanista y lopista. Petro insiste en que el nuevo frente busca articular fuerzas progresistas para consolidar una agenda política que priorice los derechos humanos y la justicia social.
La estrategia de Petro y Barreras busca conformar un bloque amplio que dispute las elecciones presidenciales de 2026. Dentro de esta iniciativa, ya se llevó a cabo una consulta interpartidista del Pacto Histórico, en la que el senador Iván Cepeda obtuvo el 65 % de los votos, convirtiéndose en el candidato presidencial de ese sector. En segundo lugar se ubicó Carolina Corcho con el 29 %, mientras que Daniel Quintero, quien había anunciado su retiro, alcanzó el 6 %.
El rechazo liberal marca un nuevo distanciamiento entre el Gobierno y uno de los partidos tradicionales del país. Analistas consideran que esta decisión podría complicar los intentos del oficialismo por construir una coalición sólida con miras a los comicios de 2026, y evidencia las tensiones que existen entre el Ejecutivo y las colectividades tradicionales.
 
								 
								 
        





