El pasado martes 28 de octubre, una inesperada visita de cientos de abejas en la estación San Antonio del Metro de Medellín generó momentos de preocupación entre los usuarios y obligó a suspender temporalmente la operación del sistema en ese punto. Lo que inició como un simple revoloteo de polinizadoras, terminó convirtiéndose en un episodio que llamó la atención de toda la ciudad, recordando la importancia de convivir de forma segura con estos insectos esenciales para el ecosistema.
De acuerdo con la información entregada por el Metro, la situación se presentó hacia las once de la mañana, cuando varios pasajeros notaron un inusual movimiento de abejas en los alrededores de los torniquetes y andenes. Ante el temor de posibles picaduras, algunos usuarios se alejaron del lugar y reportaron la emergencia al personal de seguridad. De inmediato, el sistema activó los protocolos de seguridad y restringió parcialmente el paso de personas en la zona afectada.
Minutos después, unidades del Cuerpo de Bomberos de Medellín y personal especializado del Metro llegaron al sitio para atender la situación. Según el reporte oficial, el procedimiento se desarrolló de manera controlada, priorizando tanto la seguridad de los pasajeros como la preservación de las abejas. Para lograrlo, se utilizó humo con el objetivo de adormecer al enjambre sin causarle daño.
Una vez calmadas, las abejas fueron cuidadosamente introducidas en un portanúcleo —una caja especial que contiene cera y permite resguardar la reina— para garantizar que el resto del enjambre la siguiera. Tras completar la recolección y limpieza del área, el panal fue entregado a un apicultor del municipio de Guarne, en el oriente antioqueño, donde ahora las abejas continúan su ciclo natural en un espacio seguro y controlado.
A través de sus redes sociales, el Metro de Medellín se refirió al hecho con humor, afirmando: “Sabemos que somos tan acogedores que hasta las abejas quieren hacer casita en nuestras estaciones”. La publicación generó decenas de comentarios por parte de los usuarios, quienes, entre risas y curiosidad, celebraron la rápida y responsable atención al caso.
Este no es el primer episodio en el que la presencia de animales causa interrupciones en el sistema. En febrero de 2021, un perro que ingresó a la carrilera entre las estaciones Tricentenario y Acevedo también obligó a disminuir la velocidad de los trenes. En aquella ocasión, el canino fue rescatado ileso gracias a la intervención de los operarios y de un biólogo del Metro, que garantizaron su bienestar.
El incidente de las abejas en la estación San Antonio, aunque breve, puso de manifiesto la coordinación entre las autoridades ambientales, el Cuerpo de Bomberos y el personal del Metro, quienes actuaron con rapidez para evitar riesgos y proteger a estos importantes polinizadores.
Finalmente, el sistema retomó su operación normal en horas del mediodía, sin reportes de personas afectadas. El suceso deja una reflexión sobre la convivencia entre la vida urbana y la naturaleza, recordando que las abejas, más allá del susto, son aliadas fundamentales para el equilibrio del medio ambiente.






