Operación Camaleón: videojuego educativo sobre el conflicto colombiano

Un juego interactivo que convierte decisiones difíciles en lecciones de ética, memoria y empatía sobre la historia reciente de Colombia

Un videojuego puede ser más que entretenimiento: puede convertirse en una herramienta pedagógica capaz de generar reflexión crítica y empatía. Ese es el objetivo de Operación Camaleón, un proyecto desarrollado por investigadores de la Universidad de Antioquia junto con otras tres instituciones públicas, que permite a los jóvenes comprender el conflicto armado colombiano a través de testimonios reales y dilemas éticos.

Una experiencia de aprendizaje única

En Operación Camaleón, el jugador no solo observa, sino que toma decisiones difíciles. En una pantalla, un militar debe decidir si entrega insurgentes desarmados a las autoridades judiciales o los reporta como “bajas en combate”. En otra escena, una guerrillera recibe la orden de no tomar prisioneros. Cada clic activa la conciencia del jugador, transformando lo que podría parecer un videojuego en una estrategia educativa que provoca reflexión y debate.

El proyecto, que tardó tres años en desarrollarse, combinó saberes periodísticos, filosóficos, pedagógicos, de ingeniería y económicos. Fue liderado por la Universidad de Antioquia en alianza con la Universidad Industrial de Santander, la Universidad Francisco de Paula Santander (Ocaña) y el ITM de Medellín, y respaldado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Minciencias). Su propósito es claro: acercar a adolescentes y jóvenes al conflicto armado a través de la memoria viva, testimonios directos y marcos legales que rigen las confrontaciones internas.

Comprender el conflicto desde la ética y la empatía

En palabras de Andrés Vergara Aguirre, docente de periodismo y literatura de la Universidad de Antioquia e investigador principal, la intención del juego es “comprender el conflicto, generar empatía y fomentar una conciencia crítica que nos acerque a una sociedad más justa y en paz”.

A diferencia de los juegos bélicos tradicionales, Operación Camaleón no premia la puntería ni castiga al jugador por perder vidas. Cada elección tiene consecuencias legales, morales y sociales, basadas en los Convenios de Ginebra, sentencias de la Corte Constitucional y cifras oficiales del conflicto armado. El jugador se enfrenta a dilemas como entregar o ejecutar prisioneros, obedecer o desobedecer órdenes, y justificar decisiones en medio del caos.

Protagonistas basados en testimonios reales

Los personajes principales del juego son cuatro:

  • Francisco, un civil atrapado en medio de las violencias.

  • Milo, un militar que duda de su obediencia.

  • Julián, un joven reclutado por grupos paramilitares.

  • Elena, una guerrillera enfrentada a las contradicciones de su causa.

Todos ellos se inspiran en 19 entrevistas en profundidad realizadas en Antioquia, Santander y Norte de Santander, con víctimas y excombatientes del conflicto. “Respetamos las voces, les dimos forma narrativa sin alterar su fondo, y las transformamos en situaciones interactivas que no eluden la crudeza del pasado, pero tampoco lo banalizan”, explicó Vergara.

Un impacto tangible en las aulas

Más de 500 estudiantes, principalmente de instituciones públicas, han probado el videojuego en condiciones controladas, acompañados por docentes. El resultado ha sido más allá de lo técnico: el juego genera debates sobre obediencia, perdón, legalidad y empatía.

Para Lina Mesa, psicóloga de la Universidad de Antioquia, “Operación Camaleón es un espacio seguro para la reflexión, fomenta la empatía, permite ponerse en el lugar del otro y rompe estereotipos, al ofrecer múltiples perspectivas del conflicto. Además, promueve la formación ciudadana y moral, al cuestionar al jugador sobre sus decisiones y exponerlo a normas sobre la guerra”.

Aprender desde la experiencia

La clave del impacto del juego está en su formato interactivo: la lúdica permite que la información se interiorice desde la experiencia, sin lecciones dictadas, sino caminos explorados. María José Montoya, estudiante de segundo semestre de Comunicaciones, comentó: “El juego me ayudó a comprender contextos de vulnerabilidad que solemos ignorar desde posiciones privilegiadas”.

El diseño del videojuego incluye una advertencia ética, ya que las escenas están basadas en testimonios sensibles y requieren consentimiento informado, cumpliendo con los lineamientos de Minciencias y reforzando el compromiso del proyecto de formar con respeto y responsabilidad.

En definitiva, Operación Camaleón demuestra que los videojuegos pueden ser más que entretenimiento: pueden ser herramientas de reflexión, aprendizaje y construcción de conciencia, transformando la historia reciente de Colombia en experiencias que invitan a pensar, debatir y empatizar.